EL RETRATO DE CARLOTA
Ana Alcolea
Ana Alcolea es una escritora y profesora de secundaria nacida el año 1962 en Zaragoza.
Está licenciada en Filología Hispánica y diplomada en Filología Inglesa.
Ella a vivido en Teruel, Cantabria y Alcalá de Henares
Le encanta viajar y de estos viajes obtiene siempre detalles, hechos... Para sus novelas, por eso siempre lleva encima una libretilla para apuntar cualquier cosa.
Un país que siempre tiene la tentación de visitar es Italia, ya que sus primeros recuerdos vienen de su primer viaje e esta.
Su pasión por la literatura empezó ya de jovencita, cuando le gustaba un chico le escribía un poema, el que nunca le daba. Pero un echo que le marco de verdad fue cuando ella tenia doce años, conoció a su primer escritor: Dominique Lapierre, ella compro el libro que este firmaba, se lo firmo y le dio la mano, quedo absorta por el y decidió que un día ella también seria así.
Escribo su primera novela: el medallón perdido a raíz de la muerte de su primo.
Resumen de cada capítulo:
CAPÍTULO 1
El viaje a Italia
CAPÍTULO 2
El retrato de la bisabuela
CAPÍTULO 3
La mujer del retarto
CAPÍTULO 4
El medallón de tía Ángela
CAPÍTULO 5
El collar de la bisabuela
CAPÍTULO 6
Mi primer encuentro con Ferrando
CAPÍTULO 7
El piano de tía Ángela
CAPÍTULO 8
Ferrando viene a tocar el piano
CAPÍTULO 9
Las rosas desaparecen, y algo más
CAPÍTULO 10
Por la noche, en la cama de Carlota
CAPÍTULO 11
A la mañana siguiente
CAPÍTULO 12
En el torreón de tía Ángela
CAPÍTULO 13
Un disfraz de carnaval
CAPÍTULO 14
Una taza, otra cuenta de cristal
CAPÍTULO 15
En el café Florián, con Ángela y Ferrando
Ferrando, Ángela y ella se dirigieron al café Florián. Al entrar todo le resultaba familiar. Ángela y Ferrando iban hablando sobre la gran historia que acumulaba el local y de tanto en tanto Ángela soltaba información sobre la bisabuela de Carlota; mencionó que había muerto un martes de carnaval en el mes de febrero. Mientras iban hablando a Carlota le pareció ver a su bisabuela en reflejada en un espejo del café, Carlota se ruborizo y salio corriendo tras ella pero no la encontró, acto seguido entro al café y siguió tomando chocolate, Ferrando y Ángela no habían visto nada, y aun seguían en sorprendidos despues de la reacción de Carlota.
CAPÍTULO 16
De vuelta a casa desde el café Florián
CAPÍTULO 17
En la casa, esa noche
En resumen había encontrado ya las doce cuentas del collar, solo faltaba la del centro, y el espejo estaba firmado por un tal Moretti, que resulta ser un gran artista de cristal. Actualmente se encontraba en la isla de Murano, que Carlota y Ferrando visitarían mañana mientras Ángela seguía escribiendo su libro.
CAPÍTULO 18
A la hora del desayuno
Ángela no tenía nada para desayunar, así que le ofrece a Carlota jarabe de rosas, el cual guardaba para un momento especial. Carlota no estaba muy convencida al principio, pero después le gustó bastante era como beber el olor de las rosas. Carlota le preguntó si la receta se la había enseñado el misterioso hombre que le regaló el medallón, pero no, la receta la había escrito la bisabuela de Carlota, Ángela se la quiso mostrar, lo tenia guardado en un libro de poesía romana de amor "Cátulo", pero no lograron encontrar el libro, y justamente en aquel momento sonó el timbre. Ferrando ya había llegado.
CAPÍTULO 19
Hacia la isla de Murano
Hacía bastante frío asíque se acurrucaron entre sí, y fueron los últimos en bajar del barco.
CAPÍTULO 20
En la isla de Murano
Consiguieron llegar a la fábrica de Murano, pero al ser domingo estaba cerrada. Aún así llamaron, y una viejectita salió de la ventana de arriba y les dijo que el señor Moretti estaba en su casa, y les dio la dirección de esta. Al llegar el señor Moretti les hizo pasar al despacho. Moretti estaba detrás de una mesa sentado en un sillón, parecía amable y debería tener unos cuarenta y cinco años.
Carlota y Ferrando le mostraron el collar y el señor de seguida reconoció que había estado echo por su padre, y que por el diseño de las cuentas había sido diseñado en 1932, también al ser cuadradas había sido un diseño muy pelicular, por lo que lo más seguro era que fuera un encargo.
Moretti comprobó los archivos de su padre, allí apuntaba todas las joyas que hacía, y al mismo tiempo preguntaba información sobre Ángela, y les dijo que seguramente el libro que estaba escribeindo tenía que ver con este embrollo.
Al fin encuentra la ficha del collar, les dijo que faltaba el broche del collar, que el cierre de este era un tornillo muy fino y que lo más seguro que fuera de cobre. Entonces Carlota dedujo que había pasado: el moho cuando se oxido se llenó de moho. Seguramente al ponérselo se pincharía con el y el veneno fue haciendo efecto durante la noche.
El collar concretamente fue un encargó del conde Arnolfi, el padre del profesor Arnolfi, el maestro de piano de Ferrando.
Todo concordaba, Carlota había muerto quince años después de que le hubieran regalado en collar por lo tanto si podría haber enmohecido.
Se despidieron del señor Arnolfi y salieron a la calle, pero no veían nada debido a la cantidad de niebla que había.
CAPÍTULO 21
Antes de salir de Murano
Salieron tarde de la charla con Moretti, perdieron el vaporetto y tenían que esperar una hora al siguiente. Decidieron dar una vuelta por la isla. Hacia frió, y Carlota tenia los pies helados pero Ferrando la cogía fuerte por el hombro. Aprovecho la ocasión Carlota le confesó que la chica con la que había tropezado y que había echo que mojara su valiosa partitura era ella. Ferrando se sorprendió pero no hizo mucho caso, se acerco a ella le dijo que estaba muy a gusto y la besó primero suavemente y después más fuerte. Ella quedó encantada, sus besos sabían a chocolate. Pero de repente el vaporetto ya llegaba y bajo de su cuento de hadas.
CAPÍTULO 22
De vuelta a Venecia
Los dos le contaron lo del Conde Arnolfi y el misterioso collar que encargó para su bisabuela, Ángela se sorprendió bastante por lo que sugirió que Ferrando llamara al conde Arnolfi para sacar algo limpio del tema.
Ángela sospecho que algo había pasado entre la parejita pero no quiso decir nada
Regresaron a comer a las 4 de la tarde y Ángela hizo una excepción ya que ella estaba acostumbrada a comer pronto. Le contaron lo del Conde Arnolfi y Ángela se quedó realmente sorprendida, por lo que sugirió a Ferrando que llamase al profesor Arnolfi para ir a visitarlo y hablar del tema.
Ángela sospechó que entre ellos había pasado algo, no dijo nada solo dejó en el aire que Ferrando también tenía chocolate en la comisura izquierda del labio.
Ferrando y Carlota marcharon a ver al señor Arnolfi. Ferrando y ella iban cogiditos de la mano, y cuando pasaron por la famosa plaza del hombre subido en el caballo y Ferrando volvió a sacar el tema de su curioso primer encuentro. Tocaron las cinco y se apresuraron a llegar a casa del señor Arnolfi.
Al llegar un mayordomo les abrió la puerta y les ayudo a sacarse las chaquetas.
Arnolfi les recibió alegremente e hizo saber a Carlota que el piano que tenia el era exactamente igual que el que tenía Ángela en su casa. Solo había dos pequeñas diferencias: que los angelote de la derecha tenía las alas de diferente longitud y el sonido. Arnolfi invitó a Ferrando a comprobarlo por el mismo, y en efecto, no sonaba igual.
Arnolfi les invitó a jarabe de rosas y Carlota sorprendida de que este también conociera la receta de su bisabuela mintió y dijo que nunca lo había probado. De pronto Carlota le mostró el collar de su bisabuela y el señor Arnolfi lo reconoció enseguida, era el collar de Carlota.
Los chicos le explicaron que el collar se lo regalo su padre a Carlota y que habían estado en la isla de Murano.
Arnolfi les explicó que su padre y Carlota habían estado enamorados, que el se fue a colonizar África, ella no estaba de acuerdo con eso y ambos se casaron con otras personas. El conde movió montañas para que volviesen juntos, y de ahí que compro los dos pianos iguales, y aunque ambos tuvieron hijos con sus respectivas parejas siempre se quisieron el uno al otro. Carlota se ponía el collar en fechas señaladas como en los carnavales, y se veían todas las semanas en secreto. Arnolfi pintó el famosos cuadro de la escalera de casa de tía Ángela cuando ella iba todas las tardes a visitarle y como su mujer no le quería le daba igual. Al terminar el cuadro le dejó de visitar.
El maestro siguió yendo a ver a Carlota y ella le enseño a tocar el piano, era una mujer admirable y no se extrañaba de que su padre estuviera enamorado de ella.
Pero un día de carnaval, cuando Arnolfi tenía quince años, le llevo, de parte de su padre, un ramo de flores a Carlota. Ese día Carlota reaccionó diferente a las otras veces, leyó la tarjeta que mi padre había escrito (la que estaba en el ramo de flores) la dejó sobre el piano se puso la capa y la máscara y se marchó. Arnolfi leyó la tarjeta, su padre citaba a Carlota en el café Florián, y el decidió ir a ver que pasaba. Al llegar al café vio a su padre y a Carlota discutiendo, Carlota una de las veces se tocó la nunca y se miró la mano, y mientras se secaba las lágrimas su padre saco una cajita de su bolsillo y le echó algo en el chocolate. No quiso ver más, pensó que su padre la quiso envenenar y corrió hacia su casa, pero allí estaba su madre que tampoco la soportaba y marchó a casa de Carlota pensando que necesitaría su ayuda. Al llegar Carlota estaba mareada y le pidió que le acompañara a sus aposentos. Al quitarse la peluca vio como Carlota tenía el dedo manchado de sangre y ella le dijo que se había pinchado con el broche del collar. Cuando la tocó estaba ardiendo y Arnolfi corrió a avisar a un doctor. Cuando ya le había avisado habló con Carlota pero ya no respondía, pensó que si veían el collar descubrirían la relación entre ella y su padre ,así que quitó el collar del cadáver, pero el hilo se rompió y las cuentas cayeron por toda la cama. Nervioso las coloco en el doble fondo del espejo de la habitación de Carlota y dentro del piano. Cuando llego el doctor, mintió y dijo que simplemente se encontraba mal y luego ya no respondía.
Arnolfi se sintió muy aliviado después de haber podido contar su gran secreto a Carlota y Ferrando.
CAPÍTULO 23
Preguntando algunas cosas a Arnolfi
Preguntaron sobre el broche. Cuando el padre de Arnolfi se enteró quedó destrozado, y le confesó que esa misma tarde se habían visto y que siempre llevaba una cajita de canela encima porque Carlota adoraba tomar chocolate con canela. Los dos se dirigieron al río y lanzaron el broche y la cajita de plata.
Años más tarde había intentado recuperar todas las cuentas del collar, pero le resulto difícil y al final lo dejó estar.
La gran cuenta central del collar se quedo en el estuche del violín que el había regalado a Ferrando. Seguidamente les dijo que ya se fueran que le tenían que contar muchas cosas a Ángela.
CAPÍTULO 24
En casa de Ángela, nuevas sorpresas
Al entrar Carlota vio una nota de Ángela, había salido, decía que llegaría tarde y que no la esperara levantada. Se duchó y se quedó dormida al instante.
Ángela la llamó a las nueve de la mañana, Ferrando había venido a enseñarle algo que le interesaría.
Al bajar se dio cuenta que el cuadro había recuperado las rosas. Allí lo entendió todo, en efecto había sido cosa de Ángela. Bajaron y dejo que Ferrando contara todo lo que había pasado el día anterior.
Ángela confesó que ella había sido la que cambió los cuadros, y que había dos, el que pintó el conde Arnolfi que es el que contiene el colar, las rosas y los angelotes más largos, y el que pintó el bisabuelo, que le falta el collar, las rosas y tiene los angelotes más cortos. Ángela lo hizo para poder escribir su novela, creo una historia alrededor del misterio del cuadro y en como Carlota y Ferrando iban resolviendo el caso. Lógicamente, Ángela y la madre de Carlota ya habían encontrados las cuentas hacía mucho gracias a su gato que se metió en el piano, y que ella misma las había escondido en otros sitios para que todo fuera un juego de pistas.
El profesor Arnolfi devolví el libro de poesía romana "Cátulo".
Por último Carlota e dijo a Ferrando que llevase el collar a Moretti para que el martes, día de carnaval , estuviese arreglado.
CAPÍTULO 25
Martes de carnaval
Todos se disfrazaron y Ferrando y Carlota quedaron con tía Ángela en el café a las seis. Allí estuvieron los tres juntos hasta que vino Moretti, entonces Carlota y Ferrando se fueron a disfrutar del día de carnaval y de el último día de Carlota en Venecia.
CAPÍTULO 26
De vuelta a casa
Ángela le preguntó si llevaba el collar, y le dijo que si, pero en realidad lo había escondido en la casa.
Opinión:
Los acontecimientos de esta novela me han resultado muy predecibles, todo seguía un esquema:
La típica chica normal de instituto, que no es fea y que no cree en misterios, y de pronto en la historia aparece un chico precioso, se enamoran, ocurre un echo que le hace cuestionar toda base científica, lo resuelve con su amado y al final lógicamente solo era una farsa.
Des del principio se podía saber que iba a pasar, por lo tanto tiene una trama bastante aburrida.
Lo mejor de este libro son las descripciones que hace de lugares y personajes, son realmente al detalle, durante la lectura te sientes en todo momento dentro del libro.